Una de las dudas más comunes que nos suelen plantear nuestros clientes, es la diferencia entre un diamante y un brillante. Es muy sencillo fácil de aclarar.

Diamante es carbono puro cristalizado en el sistema cúbico. Por lo tanto es un material. Desde el siglo XVIII se conoce su exfoliabilidad y empezaron a obtenerse octaedros en forma de doble pirámide, lo que permitió que se empezaran a tallar en formas más o menos simétricas, talla rosa, talla 8x8, talla doble, talla antigua… que fueron masivamente utilizadas en la joyería de finales del S XIX y principios del XX, formando parte de bonitas joyas de estilo victoriano, eduardiano, Art Decó, Art Noveau… como broches, pendientes, pulseras, tiaras etc.. Puedes consultar el artículo 4 conceptos sobre los diamantes

En 1919 Marcel Tolkovsky publicó Las proporciones ideales de un diamante dando lugar a la talla brillante, 57 facetas. Por lo tanto Brillante es un tipo de talla.
La duda surge cuando en lugar de decir diamante talla brillante, decimos simplemente brillante. Al utilizarlo como sustantivo se sobreentiende que es un diamante con dicha talla. Esto no quiere decir que no haya rubís, zafiros, esmeraldas, aguamarinas o cualquier gema con talla brillante, pero se debe especificar que gema es.

De igual forma hay diamantes tallados en forma oval, marquisse, princesa, octógono, triangulo…. Pero no son brillantes.

¿ Cual es mejor Diamante o Brillante?

Indudablemente la talla que más favorece el brillo y la refracción de la luz de un diamante es la talla brillante. También es cierto que es la más utilizada en joyería, especialmente en anillos de compromiso, bien solitarios o en tamaños pequeños como acompañamiento. Esto hace que su oferta sea inmensamente mayor que la de otras tallas, por lo que su precio no difiere significativamente de otras tallas.